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viernes, 15 de mayo de 2015

ACEITE DE OLIVA PARA LOS CINCO SENTIDOS, EXPOLIVA 2015



Fueron cientos de colores, olores, tactos y sabores los que pudimos sentir en nuestra visita a la XVII edición de Expoliva en Jaén. Flotaba también en el ambiente la sensación de orgullo que supone el trabajo bien hecho, desplegándose por los múltiples espacios expositivos, salas de intercambio comercial, aulas de cata y ponencias, las mejores voluntades para que el homenajeado aceite de oliva tuviera durante esos días todo el brillo que merece su saludable razón de ser.







Los discursos que se difundieron desde las mesas técnicas recorrieron por un lado, las excelencias naturales y organolépticas intrínsecas del aceite de oliva, fundamentalmente desde la óptica de la SALUD y la prevención de enfermedades, acompañando con ello la necesaria pedagogía NUTRICIONAL entre los consumidores. Por mencionar algún ejemplo, se presentó la Guía Salud&Deleite como forma pionera de ayuda a quienes consumimos el oro verde, a conocer la "carga saludable" que nos aportan diversas marcas de aceite de oliva virgen extra, que habiendo presentado voluntariamente su producto para su cata y evaluación técnica, nos muestran abiertamente así, los beneficios que para nuestra dieta nos ofrecen. Y por otro lado, se reflexionó sobre los retos que la cadena de valor del aceite de oliva tiene ante sí desde su producción, distribución, marketing, consumo y reconocimiento como alimento de primer orden.



La puesta en escena del recinto expositivo nos aclaró de un solo vistazo que el fenómeno aceite de oliva esta muy enraizado en la cultura y en estos momentos ya, en la economía jiennense, andaluza y española. Maquinaria de todo tipo, nuevos desarrollos de olivicultura, propuestas de producción sostenible y respetuosa con el medio ambiente, sofisticación en el envasado y presentación (packaging) ante el consumidor final, e intercambio de experiencias de comercialización nacional y transnacional, son muchas pistas para no darse cuenta del motor socioeconómico ante el que nos encontramos.









En un diáfano espacio encontramos al invitado principal de la exposición, de cientos de formas presentado y vestido. Las costumbres y usos van cambiando, y ya no se presenta al aceite de oliva en un evento como este encerrado en una "botella de lejía", manera de la que se puede describir a esos envases de plástico de ínfima calidad estética y cualidades conservativas en que todavía se encierra masivamente al zumo de aceituna.









Lo que si echamos en falta fue la presencia de espacios expositivos de los propios productores del aceite de oliva junto a su producto. Ante nosotros distintas "islas" que agrupaban varias botellas disponibles para su "solitaria" cata, y una lacónica tarjeta de visita de la empresa productora. Faltaba desde nuestro punto de vista un contacto más cercano y ampliado técnica y humanamente entre visitante y oleicultor.












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