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domingo, 22 de marzo de 2015

Colocando al aceite de oliva en su Olimpo mediterráneo

Siempre hemos oído eso de que vivir en la cuenca mediterránea es un privilegio que muchas otras sociedades de latitudes más septentrionales anhelan y nos envidian a partes iguales. Contar con la gran calidad del entorno natural y de vida en que estamos enclavados supone una ventaja insuperable para la inmensa mayoría de otras sociedades occidentales. 

Pero aún teniendo un capital natural único, aunque nos parezca difícil de entender, venimos arrastrando desde hace mucho tiempo claros déficits en lo que respecta al mejor aprovechamiento social y económico del mismo

Si fijamos nuestra atención particularmente en el olivo como cultivo y el aceite de oliva como producto paradigmático de la agricultura mediterránea, la necesidad de aumentar los márgenes de beneficio, desde todo tipo de perspectivas, que pueden obtenerse de su más óptimo manejo, se hace palpable.

Con una tradición de más de 2000 años en la producción del olivar y por ende del consumo de aceite de oliva, se arrastran todavía excesivas dudas y demasiadas impericias por parte de las partes implicadas en el sector oleícola.

Dudas en su producción: cosechar la aceituna antes o después, por aquello del mayor rendimiento en aceite. Invertir o no gastar en la mejora del proceso de recogida, transporte, molturación, envasado y/o almacenamiento, o en el aprovechamiento de subproductos de la aceituna, por aquello de los márgenes de beneficio de la comercialización final del aceite y derivados.


Ineficiencia en la comercialización: la inmensa mayoría de la producción aceitera española se vende en origen a granel, y en gran medida a mayoristas, intermediarios y gran industria que hacen muy poco por distinguir las específicas características y las distintas calidades del producto.

Atomización de muy pequeñas empresas o pequeños productores que presentan escasa capacidad de colocar su aceite al consumidor final.

Mencionar también la falta de intensidad por parte de las autoridades oficiales en el desempeño de su obligada supervisión contra el fraude que se comete en la calificación del producto, el envasado o la trazabilidad de la cadena de comercialización del aceite de oliva.

Veamos ahora la parte del consumo. Sólo un 25% de la población española consume aceite de oliva de manera habitual en su dieta, de ese exiguo porcentaje, pocos son los consumidores que optan por la mejor expresión del alimento, el virgen extra.

Alrededor del 70% de consumidores nacionales de aceite de oliva carece de las nociones mínimas necesarias para distinguir las calidades del producto disponibles en el mercado. 

Pues bien, ante este complejo panorama del aceite de oliva, se vienen dando de manera episódica, casi aisladamente, intentos hercúleos por parte de algunos pioneros, en este caso andaluces, de poner remedio a estas disfuncionalidades.


Queremos destacar aquí la 2ª Edición de Experiencia AOVE celebrada el 14 de marzo en la localidad cordobesa de Doña Mencía. En la misma se dieron cita personas, ideas y propuestas que se inscriben en la nueva y deseable forma de encarar otro mundo del aceite de oliva cada vez más profesionalizado.  

En su programa se pudo disfrutar de conferencias técnicas que incidían en la investigación y la tecnología del aceite, como fue el caso de la referida al "Análisis de analíticas de orujo aplicada a la fabricación de aceites de oliva" o la que hacía hincapié en la eficiencia productiva, titulada "Como conocer y mejorar los costes de producción en el olivar y la almazara".
En cuanto a propuestas para aumentar las posibilidades de sumar mayor beneficio en la venta del aceite, se habló en una mesa redonda sobre "El futuro de la comercialización de los aceites de oliva", en el que marketing, redes sociales y exportación al mercado asiático tendrían mucho que decirComo idea fuerza para unir al aceite de oliva a una imagen sugerente y atrayente ante los consumidores, se reflexionó sobre "Aceite de Oliva y Salud", cuestión que entronca de manera potente con las contrastadas cualidades que se le asocian cada día más desde la investigación médica al aceite de oliva virgen y extra.
Hubo oportunidad de catar aceite de oliva de manera avanzada de la mano de varios expertos, que supieron incluir también entre su público a futuros consumidores, los niños y niñas, prescriptores que propagarán a buen seguro las bondades del producto.


Finalmente, degustaciones y showcooking recordaron la necesidad de colocar al aceite de oliva, virgen extra a ser posible, en el centro de la cocina y la dieta habitual de nuestros hogares, bares y restaurantes. 
Consumir ACEITE DE OLIVA VIRGEN EXTRA es aportar salud a nuestra cuerpo y a nuestra forma de vivir.






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